Sierra Cantabria

 

También esperaba a leer la crónica de Tino, pero ante la petición general de Íñigo, aquí va mi relato.

 

El día empezó a las 5 de la mañana, quedé a las 6 con Mateu para ir a Genevilla, 4 horas de viaje, preferí pasar por Pamplona para evitar el peaje e ir viendo el cielo como se montaba por el norte y los signos del viento y nada, bastante calma, lo que me animaba. Cielo azul que temprano empezó a salpicarse con cúmulos delatando el viento de norte anunciado. El pronóstico RASP francés daban una zona algo encalmada en Genevilla y otra en Soria, ¿sería posible unirlas?, el resto, nortaco por todas partes con el cierzo adueñándose de su valle (el del Ebro).

 

Como siempre en la Liga Norte, mucha asistencia (60 pilotos) y el frenesí típico de las inscripciones, con Iñigo y Xabi a piñón, mientras Raúl afuera iba llenando vehículos y mandándolos para arriba. Con transbordo en la cooperativa, acabamos subidos al remolque con las velas mientras el Patrol nos sube por la inclinada y bien arreglada pista de acceso. Muchas gracias Carlos, por mantener y mejorar cada año esta preciosa zona de vuelo.  Además de un acceso cuidado, el despegue se ha agrandado a los lados y han podado árboles por debajo, así que ahora caben más velas y se sale más cómodo si no hay viento y has de tirarte a la piscina.

 

La prueba ya la traían de casa puesta, porque la teníamos en los móviles antes de subir, una ida y vuelta panorámica por la ladera para calentar y luego tirar viento en cola hacia el Ebro. El cielo pedía a gritos despegar pronto, cada vez con más cúmulos, de poco desarrollo, atizados por el viento que los despeinaba en su lado norte y se los llevaba enseguida.

Pero en el despegue, aun poco viento, fue subiendo cuando se abrió la ventana y sin estar pasado, requería esperar un poco al ciclo bajo. Salidas perfectas y remontar fácil con el viento, para esperar una hora el start. Era mucha espera, como advirtió Casti, pero para que puedan salir 60 pilotos y remonten para hacer decentemente todo el start se necesitaba tiempo.

 

Arranca la carrera y el viento ya se nota para ir hacia la primera baliza, me había abierto para ganarle un poco al viento en el start y me tocó ir por fuera a buscar un campo labrado delante del primer venturi, Tino venía también, el campo soltaba algo, pero roto y derivado, sin subirme deprisa mientras me quedaba bajo y nos alcanzaba mucha gente por arriba. Mientras Gari se había lanzado bajo sobre los pinos hacia el venturi del León Dormido, pero se lo encontró despierto y dándole zarpazos en medio del venturi, le costó subir y salir del cañón rodeado de pinos. A partir de allí el terreno sube, está tapizado de bosque y con viento en cara, la ladera vertical que asoma del bosque más adelante se antoja lejana. Algo de térmica nos puso de nuevo a la altura justa para empezar a acelerar por la ladera. Casti se adelantó pisando más y aprovechando que lleva la vela más cargada, estaba en su ambiente, viento y una ladera que se conoce. Juan Maiza con su Cayenne casi aguantaba el ritmo de Casti y atravesó un pedazo de térmica tan tremenda que ya se puso sin girar estratosférico sobre la cresta, cuando esta se orienta un poco más al oeste y al viento. Con Tino pisando a medio pedal para mantener la altura, fuimos avanzando. Tino se lastró algo más que en las mangas anteriores, porque quería dar guerra (y la dio) y poco a poco se fue acercando a Maiza, mientras Casti llegaba a la baliza. Nos sacaba un kilómetro cuando hizo la baliza. Me llamó la atención ver como en algunas rachas térmicas muy fuertes en este último tercio de la ladera, la velocidad GPS llegaba a bajar a un km/h, lo que significa que la racha de NW tenía picos de casi 40 km/h. Aunque lo normal era avanzar a 10 km/h sin acelerar (30 km/h de viento) o avanzando a 30 km/h si acelerabas fuerte.

 

A la vuelta nos juntamos con Maiza y aceleramos menos, y un poco más abiertos regresamos en un periquete. Casti estaba mucho más bajo, también abierto, frente al despegue, esperando esa térmica que desde delante lo pusiera en orbita ya listo para saltar atrás. La zona de Yoar tenía buenas térmicas pero también momentos con el viento enchufado en los que solo bajabas achinchetado sobre la zona plana de su hombro. Antes, en las laderas hacia la baliza, cruzamos térmicas muy fuertes, de hasta 6 m/s, que ni girábamos, para no terminar al otro lado de la cresta y no perder tiempo. Ahora era cuando necesitábamos esas térmicas y no estaban en el Yoar. Tino y Casti pillan una nube sobre la cumbre y Tino salta el primero atrás, Casti algo más bajo asegura a sotavento para aprovechar algo más la nube y yo que aún voy más bajo que ambos, no tengo otro remedio que seguir viento en cola a buscarme la vida por el llano.

Valle del Ebro

Quedarse en la ladera esperando otra térmica significaba ver como ambos se iban a 75 km/h hacia el gol y cada minuto que tuviese que esperar en la ladera sería más de un kilómetro que ellodçs se acercarían al gol. Tino veo que para a girar bajo otra nube antes del primer pueblo y aún hace más techo. Yo sigo mi planeo infernal en descendencia hacia el pueblo de Espronceda, más por la derecha. Ese pueblo tiene una ladera seca muy plana perfectamente orientada al Sol a esa hora y a la dirección del viento, sería allí donde tenía que remontar o acabaría en modo supervivencia y barrido por el viento. En efecto, saltó una térmica fenomenal que me puso alto otra vez. Tino seguía a la izquierda, un poco más adelantado y Casti acabó saltando de la nube del sotavento para no perder más tiempo y ahora era el que andaba más bajo y algo por detrás. Tras esa térmica (solo giré tres térmicas desde el Yoar hasta el gol), tenía que identificar dónde encontraría la siguiente. Vi una calle de nubes bien organizada a mi derecha, no estaba en la línea del vuelo, en la ruta recta del GPS sino a la derecha. Ir a buscar esa calle podría ser un problema si luego el viento estaba más de norte al final del vuelo, pero no ir a por ella significaba cruzar el llano en tierra de nadie, una zona con menos nubes, más espaciadas, con más sol en el suelo pero con menos nubes arriba (mal augurio), lo que podría significar que el viento de norte fuera de la zona de calma que vi anunciada, iba a ser mayor y hacer la puñeta si iba por allí, nada peor que girar una mala térmica con mucho viento que te saque del eje del vuelo. Así que fui hacia la calle de nubes.

Pero la posición del sol respecto a la calle dejaba justo toda su sombra en mi camino. Avanzaba deprisa viento en cola pero la sombra casi corría más que yo sobre el terreno y parecía que nunca iba a llegar al otro lado, al terreno soleado, mientras perdía toda mi altura en descendencia. Tenía que acertar con el punto de la térmica o me vería cruzando el Ebro con poca altura y el terreno subiendo hacia el sur, para buscarme la vida muy desplazado y bajo al oeste del eje del vuelo. De nuevo apunté a una ladera soleada, plana y seca muy amplia y perpendicular a la posición del sol, justo en el borde del límite de las sombras de la calle de nubes y ahí estaba, otra térmica fantástica. Subí deprisa y ya volvía a estar cerca del techo, pero a pesar del +3 m/s sostenido, tuve que dejarla, porque no quería acabar en la base de la nube. Terminaría de subir a la calle delfineando por debajo viento en cola y cuando llegase a la base, ya tenía decidido trasladarme a su lado norte para seguir por su borde, lo que me devolvía un poco a la línea correcta del vuelo. En esas llegó Casti, venía un poquito más alto desde atrás mientras yo giraba esa térmica, me agarré bien a mi núcleo como si no quisiera compartirlo y le vigilaba de reojo cuando entró en la térmica, Casti saltó también pronto de la misma y avanzó a mi izquierda. Como la calle atravesaba el Ebro de izquierda a derecha en diagonal, alineada con el viento, me iba bien para colocarme donde quería, que era estar bien alineado con el pueblo de Calahorra, que estaba a lo lejos al frente. El Ebro a la izquierda nos podía mandar mucha descendencia por su vega más fría (regada), mientras la calle estaba muy activa a la derecha. No me convenía tampoco alejarme del centro del eje de la calle, que era la parte más activa. Delfineé lo que pude bajo las bases sin llegar a alcanzarlas y me colé bajo un pequeño agujero azul que se formaba entre dos nubes, para así asegurarme de no quedarme alto en la base sin visibilidad hacia el frente.

Casti

Ahí Casti siguió más bajo, tirando hacia delante (luego me confesó que estaba pensando más en los leadings que en las térmicas, de ahí sus decisiones de tirar). Aun no teníamos planeo suficiente para el gol, por lo que haría falta seguro girar otra térmica más. De nuevo tocaba elegir dónde esperaba encontrarla. Estaba tranquilo porque me acercaba a Calahorra y una ciudad grande con varios polígonos antes y después y con esa altura, me dejaría rastrearlo bien todo en zigzag viento en cola. Seguía pensando en el problema del río Ebro y su influencia, así que descarté toda la banda de tierra al sur del Ebro, creyendo que el viento de norte dejaría esa zona con peor calidad térmica, mientras que toda la banda derecha, desde la vertical de la ciudad de Calahorra hacia el sur, casi hasta los molinos de la primera laderita, podrían recoger el calor de las ciudad. La calle de nubes ya no era una buena referencia, porque el viento la había arrastrado totalmente hacia el sur, estaba ya demasiados kms al sur, inútil para la ruta, aun algo activa pero fuera del eje por completo. Y por delante todo era azul, salvo un campo de cúmulos dispersos sin demasiado alineamiento salvo una calle mucho más al noreste del gol, de buen aspecto al norte del Ebro. Pero entre ellos y la calle que se iba al sur, un buen agujero azul largo, así que atención. Nada más entrar en Calahorra, empezó a pitar, gire un poco, vi que la deriva era NW, mientras que la línea del gol era más WNW, si la derivaba me saldría demasiado del eje, era mejor apostar a seguir recto sobre el borde sur de Calahorra y aprovechar todo el calor de esa extensa ciudad, así lo hice y no dejó de pitar mientras crucé toda las ciudad, fueron al menos un par de kilómetros con el vario pitando encima de las casas, ya había alcanzado la altitud de llegada a gol, con una fineza requerida cercana a 10, eso viento en cola y con el vario aun pitando significaba tener el gol regalado. Aún vi a Casti una última vez, insistiendo en ir más al norte de la ciudad mientras la diferencia de altura entre ambos crecía sin parar, podían ya ser unos 400-500 m de diferencia, él aun tenía el gol comprometido, pero seguía recto porque tampoco encontraba nada en esa zona más apagada que la mia, creo que influida por el Ebro. Por el contrario, por la derecha, aún encontré más térmica, pero no pitaba siempre porque ya iba con el acelerador a fondo, concentrado en controlar el potro desbocado de la Zeno, que cuando atravesaba la térmica se levantaba como un caballo poniéndose a dos patas. Por suerte volvía despacio al trote y jugando un poco con la tensión en las bandas traseras se calmaba. En promedio, veía velocidades de 75 km/h y mi anemómetro me decía que iba a casi 60 km/h de velocidad-aire, o sea, 15 km/h de componente de cola, pero tenía más viento que eso, porque en realidad, estaba aproado al NE para mantener la trayectoria en la línea recta, el viento era de NW y yo seguía un rumbo WNW, o sea, con algo de viento de lado de la izquierda. Ese detalle es importante para mantener la línea-suelo lo más recta posible, hacer caso al GPS a pies juntillas es vital, no pensar en los pueblos que tienes delante, tenía tres y no sabía cual era el gol realmente, porque el parapente apuntaba hacia el Ebro, mi track me decía que iba bien y el gps me cantaba que faltaban 5 km al gol, conté sobre el suelo esos 5 km y vi que ya solo podía ser uno de los tres pueblos, ya tenía el gol seleccionado visualmente también, la fineza requerida caía rápidamente, señal de planear más de lo necesario y orden para no dejar de acelerar mientras la vela no se desmontase, cosa que quiso hacer una sola vez, como para obligarme a soltar el pedal y tirar de las traseras.

Rincón de Soto (gol)

La Zeno es más sana que la Enzo2 en esta configuración, más tocha, más camión, menos sensible y menos neutra en el cabeceo (es más positiva y trepa retrasándose en lugar de quedarse como flotando sin carga delante). A Casti ya no le veía, pero si que vi a Tino por primera vez en ese momento, mientras él volvía de hacer el cilindro de confirmación y buscaba un campo para aterrizar. No sabía cuánto tiempo nos había sacado, no debía ser mucho porque estaba a mi misma altura y cerca del cilindro de cierre. Luego vi que fueron algo más de 4 minutos (que es bastante). En dos horas y media de manga, pero en realidad, lo que contó para la carrera fue desde que saltamos del Yoar, los más de 500 m de altura de diferencia que logró en esas dos térmicas y su ritmo en el llano, le mantuvieron esa ventaja, pero convertida en tiempo. Para esos 59 km de llano desde el Yoar, que hice en 1h19’, lo que da una media de 45 km/h. Tino los hizo a 47 km/h.

El aterrizaje fue muy suave, con poco viento abajo, pero después el viento fue apretando más por la tarde mientras llegaban más pilotos a gol y los últimos bajaban totalmente parados como un ascensor. Del cielo se había barrido todos los cúmulos, solo quedaban unos pocos y más pequeños en las sierras del sur.

Track completo

Una gran prueba, nos enteramos que llegó a la misma zona, Iñigo Gabiria, volando unos 100 km también, pero en línea recta tras despegar mucho más al norte en Euskadi, seguramente sea el nuevo récord de distancia de Euskadi, otra prueba de las bondades del día, con condiciones más fuertes que en la visita del año pasado a Genevilla, con térmica muy buena en la ladera y en el llano, algo de Cierzo, pero estamos en el Ebro y ese viento soplaba hasta Tarragona, donde también lo tuvieron fuerte.

De habernos ahorrado la ida y vuelta hacia la Sierra de Cantabria, seguramente más pilotos habrían llegado al gol, aprovechando el rato en que hubo más nubes y con menos viento en el suelo y el tiempo de espera del start. Pero ir a Genevilla y no dar un paseo por esas laderas de roca que sobresalen magestuosas de los bosques, es un sacrilegio.

Muchas gracias a Carlos, Iñigo, Xabi, Isidoro y a todos los que hicisteis recogidas o participasteis. En la Liga Norte me siento muy a gusto, el ambiente y el trato es magnífico, las zonas que visitamos son un lujo (Blancas, Genevilla, Arangoiti, Ribafrecha, Loarre), no os extrañe que sigamos viniendo a disputarla, con vuestro permiso, pero no pongáis las pruebas más lejos.

 

Mario Arqué

Nota del webmaster: Todas las fotos han sido obtenidas del álbum del  Facebook de Mario.

  1. Pepe Bernardos dice:

    Una vez más, Mario no hace una crónica de vuelo, sino que imparte un master de estrategia y táctica de vuelo:
    – Estudia la meteo y la encaja en la prueba.
    – Sopesa altitudes, lugares de paso para tener garantías minimizando los riesgos.
    – Controla el vuelo de los rivales y analiza sus tácticas.
    – Localiza los focos térmicos probables en función de velocidad, viento, posición del sol, nubes y trayectoria.
    – Conoce perfectamente la vela que lleva encima y sus reacciones.
    ¿Qué más podemos pedir? Y encima, gratis.
    Muchas gracias, Mario, y gracias a la organización por pensar en pruebas como esta.