Arangoiti, sábado 20 de Mayo 2017 – Liga Norte

 

Con previsión de noroeste flojo (que se cumplió) cita en la salida norte de Arangoiti para hacer primero una ida y vuelta a Lumbier siguiendo la ladera, para regresar al despegue y saltar al sur hasta el gol de Biota, 58 km de manga, de los cuales los primeros 15 se podían hacer sin dar un solo giro (bueno solo medio giro para hacer la baliza), siguiendo la ladera, con el viento un poco de frente y cruzando muchas y buenas térmicas.

Espectacular salida simultánea, de más de 50 pilotos, pocos despegues permiten hacer algo tan vistoso. Con ello además del placer visual, se evitaba la espera de un start y se adelantaban los tiempos, por si luego se metía ventarrón. Teníamos dudas sobre el techo, ya que las nubes aun pasaban bajas, pero el cielo se fue abriendo y subió el techo un poco, al final, nos pudimos echar para atrás con más de 1700 m, que son unos centenares de metros suficientes para salvar el sotavento (que notamos poco), algunos se lanzaron con 1300 m y los pilotos de ala delta presentes, se llevaban las manos a la cabeza viendo esas audacias de los parapentes desde su despegue, situado encima del nuestro, junto a la antena.

Mi salida fue mala, porque fallé el inflado al tratar de subir la vela sin estar bien extendida. Cuando salí, llevaba 3 ó 4 minutos de retraso y con todo el mundo pisando el pedal, eso ya eran varios kilómetros para la cabeza. Entre tanta vela, localicé a los primeros que se ponían a girar a medio camino de Lumbier sobre la brecha que hace la cresta para hacer techo y acercarse a las nubes. Así que mi única baza era seguir recto y acelerando, confiando en que el apoyo del viento y la ladera fuera suficiente para llegar a Lumbier y regresar sin necesidad de girar nada.

Ya tengo comprobado en otras laderas similares como la de Àger, que cuando hay una buena termo-ladera con viento, no es muy rentable girar térmica, ni que sean pelotazos de 5 m/s sale a cuenta pararse a girar, lo he comparado muchas veces y lo sigo comparando siempre tengo la ocasión de volar con más gente. Insistí en mi empeño y la mayoría hacían lo mismo, avanzar sin girar, aunque siempre alguno se paraba a girar, pero al tener viento de NW era doblemente negativo, porque dejaban de avanzar y hasta retrocedían, aunque subieran. Así algunos llegaron a ponerse muy altos, como Azagra (quien logró adelantar muchas posición precisamente gracias a esa térmica, contradiciendo la norma, pero Félix fue la excepción de la regla) mientras otros, como Gari, avanzaba sin tregua por bajo que estuviera, bajó tanto, que él si que tuvo que ponerse a girar per por necesidad para salvar el último morro que deja más fugada la ladera. Otra cuestión era decidir si ir más abierto separado de la ladera o sobre la misma ladera. Para confirmarlo, comprobé la velocidad relativa con la que avanzaban los que tenía a mi izquierda más montados sobre la parte plana y superior de la ladera y aunque avanzaban a un ritmo parecido, si vi que los embates de las térmicas que cruzaban, los obligaban a cabecear y dejar de acelerar a menudo.
Así que opté por quedarme algo separado, más alineado a la baliza. Me animaba ver a Rodolfo, quien hacía su primer vuelo tras su lesión y convalecencia, no competía porque salió antes de windummy pero al ir delante y girar abierto cómodamente, me delató que fuera la ascendencia te mantenía igual al menos que sobre la ladera, donde el viento terminaba por dejarte metido en el chorro y avanzando más lento.
Como aceleraba todo el tiempo y debía mantener la línea recta en lo posible y vigilar qué hacían los de cabeza, no pude hacer fotos de esta parte del vuelo, aunque fue un espectáculo.

Falta Casti en el Livetrack

Casti fue el primero en llegar a la baliza, había salido casi desde la nube desde medio camino de Lumbier sobre la cresta y estaba marcando la baliza a mi misma altura y 1,5 km por delante. Así que lo tenía a 3 minutos más o menos viento en cara (porque yo avanzaba a 35 km/h acelerando) y me cofirmaba que realmente no había sido necesario girar viendo su altura y tiempo. Luego Tino y Madrueño hicieron la baliza, creo que estaba a algo menos de un km de mi posición cuando la marcaron, pero mientras que Casti volvió disparado a la ladera y se pegó a la misma, Tino se abrió un poco afuera sin acelerar para empezar a flotar con la idea de ir remontando a la vuelta, Madrueño con él, pasaron a mi lado volando un poco más tranquilos, mientras Casti ya estaba bajo resiguiendo la ladera delante hacia el despegue.
Giré y volví por fuera también, veía pilotos altos por fuera que venían, así que si teníamos la suerte de dar con una buena térmica separada de la ladera, nos pondríamos en el techo sobre la cresta. Pero faltaban los 8 km de vuelta al despegue, por lo tanto, había que avanzar, todos acabamos haciendo lo mismo que Casti, tarde o temprano, volver a la ladera y seguir sin girar nada, incluso bajos, más bajos que a la ida, viento en cola marqué el despegue por debajo y allí Tino se paró a intentar girar algo junto al despegue, si le salía bien, era subirse a la antena, agarrarse a la nube y echar para atrás. Pero yo no tenía apenas ascendencia, parecía que el viento se hubiese aplacado o fuese menos ascendente y escapase de lado en una zona muy plana de la ladera. Así que fui regresando, como si me fuera otra vez hacia Lumbier.
La cabeza me decía, “Pero que haces, si el gol está en dirección contraria, ¿a dónde vas?” El instinto pilotaba y hacía lo único que podía hacer, seguir viento en cara hasta que diese con una térmica separándome de la ladera a 45º, miré atrás y respiré porque Tino no había enganchado nada gordo ni estaba sobre la antena, sino con Casti viniendo en la misma dirección, los tres habíamos acabado haciendo lo mismo, tocaba abrirse, girar, subir y largarse. Mientras Madrueño, se había parado a girar una térmica antes de llegar al despegue y subió a 1800 m, casi hasta la nube, lo tenía ganado para ir a hacer la baliza del despegue y saltar el primero atrás. Luego me comentó que no lo hizo porque se dijo “¿Dónde vas a ir tu solo sin saber siquiera a donde tienes que ir y sin conocer el lugar? Mejor esperar a los otros”, y tanto esperó que perdió toda esa altura y quedó en nuestra misma situación o incluso peor para saltar.

Al menos, los tres: Casti, Tino y un servidor, estábamos gestionando el momento de salir sin grandes desventajas para nadie, en eso fue diferente a la manga anterior de Genevilla donde me quedé muy bajo cuando tuve que tirarme atrás. Esta vez también estaba unos pocos metros por debajo pero girando bajo la nube, me lancé el primero tratando de flotar debajo de las barbas mientras las cruzaba cien metros bajo ellas sin llegar a alcanzarlas. Miré abajo la antena, tenía altura sobrada para pasar rápido el sotavento, que apenas noté y tirar recto al sur, en dirección a Sos del Rey Católico, en un avance perpendicular a la ladera para alejarme todo lo posible y confiar en encontrar algún rebote de onda detrás de la ladera, ya que cuando llegaba a Lumbier desde Puente de la Reina, por la mañana vi la calle de nubes de onda que se formaron sobre la orilla norte del embalse.
Pero no, el vario pitó, subí algo, no quise ponerme a tratar de hacer ochos paralelos para investigarlo, tenía aun buena altura para seguir hacia el sur viento en cola y mirando de rojo a Tino y Casti, quienes se iban más aproados al viento hacia el Castillo de Javier, a mi derecha a 45º, en esa dirección había un par de nubes medianas y más allá otra más grande, era una buena línea de vuelo la suya, desviada de la ruta hacia el gol, más enfrentada al viento y más alejada de la ladera de Sos, hacia la que forzosamente tendríamos que ir. Su ruta prometía pero yo ya no podía irme hacia ellos, estaba más adelantado y era demasiado viento de cara como para sacrificar toda mi altura, la cual necesitaba para encontrar la siguiente térmica. Más o menos a ellos les iba bien, giraron algo, se acercaban a las nubes, pero aquella nube gorda tan atractiva, ya era vieja y se estaba muriendo cuando ellos llegaron, respiré un poco al verlos avanzar hacia el suroeste, insistiendo en esa ruta y colocándose en el centro de un valle muy amplio y húmedo, atravesado por el río y su vega, había llovido pocos días antes y tenía que enfocarme en cualquier montículo o elevación que hubiera escurrido el agua, el terreno delante era muy plano, pero dejaba algunas calvas más secas al pie de laderas y algún campo recién labrado, el viento a veces entraba más de oeste, lo que no me ayudaba porque no había ganado apenas barlovento sino que iba a un rumbo puro sur, y cuanto más viento de lado, peor para llegar a Sos.

Al entrar ya en el llano que llega a Sos y sobre la zona que veía más favorable, orientada al suroeste, más seca, bien soleada, di con una térmica que empezó floja pero acabó siendo muy buena y formando un pequeño cúmulo encima. Cuando ya parecía que la perdía o se deshacía y pensaba en dejarla, miré atrás y vi un buitre y un alimoche girando mi misma térmica pero un poco más al norte, “claro por eso la estaba perdiendo”, regresé y entré en el núcleo verdadero de esa térmica, que de no haber visto los buitres, me habría terminado por escupir por su lado sur. Gire hasta arriba, era potente y me dio el techo, no quise llegar a la nube, porque la deriva de NW, más de W, me sacaría del eje demasiado. Aquí ya debía ser cuidadoso con la gestión del viento y las derivas. En esas Casti renunció a insistir en la zona de la nube gorda y se vino hacia mi zona arrastrado, barriendo viento en cola todo el terreno, hasta que dio con algo al norte del pueblo de Sos, Tino había insistido un poco más en su idea y cuando ya renunció le pilló una zona de sombra y volvió muy bajo haciendo ladera, por una loma que el viento dejaba fugada, recorrió toda la loma a ras de suelo, veía su sombra a pocos metros debajo de la vela, hasta el extremo este, donde intentó dar un par de giros in extremis y finalmente optó por abrirse a aterrizar.
Fue precisamente en este punto, al final de esa laderita mínima, donde luego Gari giró desde un centenar de metros más alto que Tino y sí logró remontar de allí mismo, la deriva lo dejó al este de Sos, pero montado ya sobre la ladera de bosque, en una posición perfecta para saltar el siguiente obstáculo, la ladera de los molinos. Ese fue el peor punto del vuelo, pasar los molinos, la parte más difícil y peligrosa del vuelo. La ladera es preciosa, cubierta de bosque y molinos, bien orientada al norte, pero el viento entraba muy cruzado de NW y se fugaba bastante paralelo a la ladera, no era fácil remontar, la térmica rota, extraña, irregular, subía a golpetazos, me acerqué a los molinos pero todo lo que habría hecho de insistir sería aterrizar en la misma cresta, un cable que baja de la ladera también me molestaba y toda mi zona, por ser un collado más bajo, justo al oeste de Sos, no me dejaba un paso claro al otro lado ni veían un foco térmico irrefutable, salvo ir encima del pueblo a sotavento de mi posición. Así que opté por darme media vuelta y buscar más desnivel atrás, en la falda norte de la ladera, retrocediendo, sobre unos campos labrados a media montaña que me servirían para aterrizar si no pillaba nada. Casti ya había remontado y estaba encima mío, sobre los molinos, pero también bajo y no podía saltar al otro lado todavía. Madrueño había llegado a la zona y marcó la térmica que nos sacaría a los tres de allí, no estaba sobre los campos sino a sotavento de una pequeña cresta que baja con el cable dibujándola, la térmica era muy fuerte, y zarandeó la Zeno de Carlos de tal modo que no parecía siquiera una térmica sino un remolino o un pelotazo de sotavento. No se veía polvo pero tenía toda la pinta de ser algo violento.
Allí iba, no la pillé bien, me agitó también, te agarraba con fuerza pero luego te dejaba en falso, flotando y descolgado, ahí es donde te puede venir un plegadón de los buenos, porque la vela queda en el cenit de una parábola y cuando empieza la montaña rusa a ir para abajo se lleva la vela antes que a ti. En ese punto habría cantado “nivel 2 en los molinos de Sos” pero no estaba para tomar la radio sino para centrar ese núcleo tan revuelto y subir como Madrueño, quien parecía ya girar plácidamente 100 m encima mio. Casti también se vino a la zona y al final los tres fuimos remontando sobre los molinos cómodamente pero a diferentes alturas, esperando el momento de saltar al otro lado. No llegamos a subir demasiado, pero ya era suficiente como para alcanzar los campos del otro lado más allá de las crestas que bajan perpendiculares a la cuerda de la ladera. Casti y Madrueño tomaron más hacia el viento, hacia la derecha. A mi me gustó más la cresta que tenía debajo y preferí seguir sobre ella, tenía encima un altiplano seco, con poca vegetación y podía buscar tanto en su ladera de barlovento como en la de sotavento con la altura que tenía, pero seguí justo por encima de la meseta, vigilando a Casti por si giraban algo bueno a mi derecha y delante, así fue Casti marcó otra y nos volvimos a reunir.
Al dejarla Casti se cruzó a mi izquierda y se hundió algo más, luego pasó por debajo hacia la derecha y como si le hubieran puesto un gol solo para él, se continuó marchando hacia la derecha. Eso era precisamente lo que él pensaba, que el gol estaba allí, hacia la derecha, hacia Sádaba (porque es un gol que usan en ala delta a menudo y él lo había hecho muchas veces), le hizo caso a la memoria y no se miró el GPS. Carlos siguió conmigo, giramos todo lo que pudimos, se formaron varios cúmulos pequeños y breves en línea, sobre los relieves de toda la zona de tierra de nadie, de barrancos y pocos aterrizajes que se extiende hacia el este y estaba claro que el viento de NW al encontrar todos esos relieves, producía una especie de ola o primera línea de ascendencias justo delante nuestro y que iban en dirección al gol, a nuestra derecha cielo azul y todo llano, a la izquierda todo son barrancos,  debíamos girar lo más fuerte que encontrásemos sobre esta línea, pero no derivar demasiado con ello, para no quedar ni fuera de eje ni muy metidos en los barrancos.
Por suerte, el viento ya estaba más anortado y prácticamente iba en cola hacia el gol. Era el momento de empezar el planeo final. Vi a Casti girando muy a la derecha más hacia el llano (fue la mejor térmica del día para él y lo devolvió a la carrera hacia el gol) y habíamos superado su posición, Carlos se movía a mi derecha también, girando y avanzando para no descolgarse. Podía irme hacia el gol, la fineza requerida había pasado de 12-13 a 10 en esta buena térmica, no debía perder más tiempo, viento en cola, fineza 10 era más que aceptable. Pero como el terreno baja y una fineza 10 es muy plana visualmente, miré a lo lejos para identificar el pueblo y mi sensación era de que se podía llegar, pero que llegaría bajo, no quería sustos ni sorpresas con descendencias, porque una prolongada te pone en el suelo en un momento, tenía 1250 m sobre el suelo y 12,5 km por delante de planeo. Las primera prioridad sería mantener el rumbo lo más alineado posible al GPS y acelerar tanto como fuera posible sin que subiese la fineza requerida a gol.
Prudentemente empecé a medio acelerador, era confortable, pero no veía ni a Casti ni a Carlos, miré a un lado, al otro, debajo y nada, no podía mirar atrás porque acelerando y agarrado a las bandas traseras vigilando la flecha del GPS para que no se desviase, si me ponía a mirar atrás, seguro que me desviaba. Asumí que estaban detrás, no se a qué distancia, debían estar en mi ángulo muerto y como el gol ya estaba a fineza 8, podía acelerar mucho más porque a medio pedal iba ganando ángulo sobre el gol. Al bajar polea contra polea ya sabía que ese iba a ser el resultado en el gol, ese orden porque los tres, como en una foto finish, nos íbamos a quedar en las mismas posiciones relativas, estuvieran donde estuvieran, sus velas son iguales a la mía y corremos lo mismo (bueno, Casti podía acelerar menos porque tenia mal montado el acelerador). No fue hasta que paré el tiempo, que miré atrás y ahí venían los dos, en la misma línea, a la misma altura y un kilómetro por detrás, no los había despistado apenas tampoco, señal de que ralenticé demasiado el vuelo con tanto giro en esa línea de cumulitos para asegurar. Madrueño adelantó a Casti por debajo y entraron casi juntos a gol, pero Casti le sacó unos pocos leadings para quedar segundo. Gari llegó enseguida también, más alto (se quejaba de que había asegurado demasiada altura y que de haber girado menos habría llegado más cerca) lo que tiene un gran mérito volando una Mentor 5 (EN-B), aunque no lo dice, seguro que aceleró al máximo mucho más tiempo y aprovechó bien ese techo que hizo en SOS, llegando un poco más por la izquierda, más metido en los barrancos. Media hora después vimos una Artik llegar muy alta, era Victor Echegoyen, un piloto local que conoce bien toda esta zona, porque vuela precisamente en la ladera de Sos, más hacia su extremo oeste, donde ya no tiene molinos y es más alta y bien orientada a NW, también vuelan una ladera a Sur, en la que estaba previsto ir a volar el domingo si el Sur estaba fuerte en Arangoti pero volable a esa cota más baja. El conocer bien la región, les ayudó a que solo ellos dos, Víctor y Diego (ambos con Artik 4), también llegasen gol.
Raúl se quedó 9 kilómetros atrás y pocos pasaron de los molinos, siendo la criba o punto más difícil del vuelo.

Los 5 primeros en gol – Foto de Mario

 

Casti reconoce que allí siempre es lo mismo, se mete el viento de oeste, a menudo mucho más fuerte y hace difícil ese paso. En cambio, pasados los molinos era todo gratis, una línea perfecta de térmicas frecuentes, nubecitas de vida efímera marcando el camino exacto y térmica un poco revuelta porque el viento de norte las desmontaba y se llevaba todas las burbujas como si volases sobre una carretera llena de baches. Aprovechabas lo que podías, uno, dos, tres giros con un buen vario, y luego te habías quedado fuera sin remedio y debías seguir hasta dar con otra burbuja. Como las había, primero sobre las crestas y hasta más cuanto más cerca del gol, con más trigales amarillos y la hora de más actividad en los campos. Creo que se podría haber puesto el gol en Ejea de los Caballeros, pero toda esa ruta que sigue junto al río desde Biota, no tiene carretera, queda más a la derecha, al oeste, así que el viento nos habría ido llevando hacia un terreno peor comunicado sobre el río y seguramente habrían llegado los mismos pilotos al gol, volando quizás 20 kms más. Buena recogida.

Me chocó llegar a Lumbier y que Xabi me dijera que no tenía que descargar el gps porque ya tenía mi tiempo y mi track (se lo había bajado de livetrack24 directamente), quise compararlo con mi gps, y dio un segundo de diferencia, así que el livetrack te sirve. Casti estuvo chateando en vuelo con Redín, quien desde casa seguía la prueba y llamó a Casti antes de que hiciese gol, Xabi ya tenía casi la clasificación de todos los pilotos en gol y sus tiempos, etc, antes de que regresásemos de la recogida.

Aún no lo he asimilado, tras tantos años haciendo cola para descargar o padeciendo por si el gps habrá grabado todo bien, me quedé como un pasmarote con el gps apagado en la mano mientras me decían mi tiempo y las diferencias con los otros pilotos.

52 pilotos incluso con una previsión meteo regular y sin garantías de volar el domingo, demuestra que los 60 de Genevilla repitieron y que este año en la Liga Norte estamos disfrutando de unos vuelos magníficos, unas condiciones buenas, unos lugares preciosos en primavera, con una organización entregada, y resolutiva. Es un lujo y merece la pena el madrugón y la paliza de carretera.

Me alegro de que me hagas escribir tanto, señal de que no pinché, pero pasará.

 

 

Mario Arqué.