XII Concentración de Belagua. Iñigo Arizaga

Escrito el: 1st octubre 2001 por AlasDeLeyre en Cronicas, LIGA NORTE

 

CONCENTRACIÓN DE BELAGUA., por Iñigo Arizaga

La Magia del Otoño en Pirineos Cierra la Temporada de Vuelo en el Norte.

Ez duk eremu hauetan aingeru zerutarrik,
Otsaburu zakur anaikorra ez bezterik,
Nork lehunduko dik, bada, hire nahigabea,
Gure lur gozoak ez ezik.

(No hay por estos parajes ningún ángel celestial,
sin más compañía que el fiel perro Otsaburu,
¿quién mitigará, pues, el dolor de tu corazón,
si no es la dulzura de nuestra tierra?)

 

 Sábado a las diez de la mañana: bostezo mientras hago girar el volante del coche para tomar el cruce de Sigüés, y adentrarme en el valle del Roncal. Tras recorrer algunos kilómetros por el valle, el paisaje se torna pirenaico. La naturaleza ha pasado una hoja más en su calendario particular, y pese al día gris, la fotografía de octubre es especialmente bella: los álamos se han vuelto amarillos y los arces y robles americanos han adquirido un rojo intenso difícil de creer. Los madroños inclinan hacia la carretera sus ramas repletas de frutos colorados, como ofreciéndolos al viajero. En las laderas, el interminable hayedo ofrece una variedad de tonalidades infinita: mientras los árboles que crecen cerca del fondo del valle permanecen aún verdes, los más altos han perdido ya las hojas, y en medio se despliega en franjas una gama completa de ocres.

Voy cruzando uno a uno varios pueblos pequeños de casas apretadas y tejados muy inclinados de pizarra negra: Salvatierra, Burgi, Roncal, Urzainqui… hasta llegar a Isaba, donde comienza el valle de Belagua. Como todos los años, la temporada de vuelo se cierra con la concentración de Belagua, una cita a la que siempre resulta grato acudir. A las afueras del pueblo observo la señal del cruce que indica el camino a Ustárroz y Ochagavía, puerta de la selva de Irati, el mayor bosque de hayas de Europa. Por el camino queda Izalzu, cuna de Gartxot, bardo que fuera perseguido por cantar hace más de mil años la derrota del rey Carlomagno ante las tribus vascas de estas tierras, ocurrida muy cerca, junto al puerto de Ibañeta en Roncesvalles. Todavía hoy, cuando en los meses de octubre y de noviembre sopla el viento del norte, cuando las palomas deciden abandonar el país, se puede oír un gemido tétrico que se parece extrañamente al de un hombre. Los montañeros navarros dicen que es el alma de Gartxot. El otoño es mágico en el Pirineo de Navarra.

Pero hay que abandonar esta carretera y seguir hacia el norte, camino de Francia. La carretera asciende por el fondo del valle serpenteando junto a un río flanqueado por altos riscos calizos. Es el tramo final del trayecto y el paisaje hace que merezca la pena no apresurarse. Tengo que parar el coche y esperar a que dos yeguas y un potro crucen la carretera delante de mí. No se apresuran, se lo toman con calma, a su ritmo.

Finalmente, el valle se ensancha, las paredes se alejan y dejan espacio a un amplio valle cubierto por verdes praderas. Es el lugar de la cita, la parte final de valle de Belagua. La carretera sigue avanzando entre las praderas, pasa junto al aterrizaje y continúa hacia el fondo del valle. Pero en lugar de alcanzarlo, da media vuelta y comienza a subir por la ladera norte, describe una serie de amplios zig-zags y finalmente alcanza la parte alta de la ladera, una zona con unas vistas inmejorables sobre el valle, en donde se encuentra el despegue, junto a la misma carretera.

Detengo el coche en el punto en el que la carretera gira sobre sí misma antes de atacar el puerto que lleva al despegue. Es el Rincón de Belagua, en donde he quedado con Íñigo Redín (er Xino), el encargado de organizar la reunión. Hace tiempo que ya ha llegado, y lo encuentro nervioso. El día se presenta gris, está lloviznando y teme que acuda muy poca gente a la cita, dejándonos con una gran cantidad de comida de sobra. Le tranquilizo: la gente no viene a Belagua únicamente a volar. Todo el mundo siente el especial encanto de lugar, y por eso, y pese al mal tiempo, siempre acabamos juntándonos un montón de gente. Además, es una concentración en la que empieza a pesar la tradición, ya que se organizó por primera vez en el año 1989.

Mientras esperamos, abrimos una garrafa de ese brebaje infernal, que er Xino se empeña en llamar vino y con el que año tras año intenta deshacerse de sus competidores en la Liga Norte. Como suele ocurrir en estos casos, el hecho de servir vino parece surtir el efecto de atraer a la gente. Al rato ya estamos un corrillo de pilotos riendo con un vaso en la mano. El carbón no tarda en chisporrotear bajo las parrillas, mientras cada vez más gente se va sumando a la reunión. El olor del chorizo asado termina de obrar el prodigio, y para la hora de comer el Rincón de Belagua ya parece una romería.

Poco a poco las nubes van quedándose altas, y en los ratos que deja de lloviznar se ven algunos parapentes hacer descensos hacia el valle, captando toda la atención de los pilotos. ¿Toda? ¡No! Aún levantan más expectación la panceta, las costillas y las sardinas asadas. Después del postre y quizás más vino de la cuenta, la tarde ha quedado bastante bonita. Algunos empiezan a organizarse en furgonetas para subir al despegue, por lo que los más rezagados engullimos nuestro último trozo de Tía Mildred y nos colamos en el primer coche en el que nos admiten.

El despegue se encuentra subiendo el puerto, aproximadamente 1 km antes del refugio de montaña de Belagua, junto a la carretera. Desde aquí se domina todo el valle, y el paisaje corta el hipo. El viento sopla flojo del sur: está perfecto. Al cabo de un rato se respira el mismo bullicio en el aire que hace un momento junto a las parrillas.

Volar en Belagua es muy fácil. Se despega en una campa inclinada de hierba que al cabo de unos 100 metros conduce a los riscos que constituyen la ladera norte del valle. Se puede remontar en dinámica todo el valle, mucho más allá del punto en el que la carretera abandona el fondo del valle para ascender por el puerto. Las vistas son espectaculares: se vuela sobre paredes verticales de piedra caliza, cruzadas por profundos cañones. La base de las paredes reposa sobre laderas menos empinadas ocupadas por tupidos bosques de hayas, que descienden hasta el fondo del ancho valle cubierto de praderas, por el que discurre el río Belagua.

Por encima de los riscos, la montaña se toma un descanso en una amplia meseta en la que se encuentran el refugio de Belagua y los bosques de Ezkilzarra, y más adelante vuelve a ascender hasta las cimas herbosas de Lakora, de algo más de 1.800 metros de altura. Volando hacia el fondo del valle, las crestas se van haciendo cada vez más altas, hasta llegar a Lapazarra, de 1777 metros de altura, en donde se cierra el valle. Desde aquí no es raro ver rebaños de rebecos huyendo bajo la sombra de nuestras velas.

Todo este trayecto puede realizarse en dinámico normalmente muy laminar, al alcance de todo tipo de pilotos. Los más avanzados pueden probar a girar térmicas y remontar hasta Lakora o a animarse a intentar la transición del valle y cruzar al Txamantxoia.

Todos disfrutamos del paisaje, del vuelo y del buen ambiente, y hacemos apetito para la cena que tendrá lugar en el refugio de montaña. Después del sorteo de regalos, hay algunos que se animan a bajar hasta Isaba atraídos por la promesa de una noche que no suele defraudar. Otros nos quedamos a charlar fuera del refugio. La noche otoñal es fresca en los Pirineos, y hacemos un corro con las furgonetas para resguardarnos, como en las películas del oeste. Alguien saca una botella y las historias no tardan en fluir: la temporada ha sido larga y hay muchas cosas que contar. Las velas llevan un buen rato guardadas en sus bolsas, y tal vez tarden ya muchos días en volver a salir, pero los corazones siguen volando aún sobre los riscos de Belagua…

¿Y SI NO SE PUEDE VOLAR?

Si la climatología no permite volar en Belagua tenemos algunas opciones.

– Si el viento está norte, podemos terminar de subir por el puerto de Belagua y descender hacia Francia pasando las pistas de esquí de Arette, entrar en el Vallée d´Aspe y remontarlo hasta Accous, en donde encontraremos una excelente zona de vuelo a norte.
– Si el viento está sur, pero no se puede volar en Belagua, podemos descender por el valle del Roncal y continuar hacia la sierra de Leire (Arangoiti), con magníficos vuelos térmicos, y en donde incluso se ha organizado alguna prueba de la Liga Nacional.

NO ME APETECE VOLAR, Y QUIERO APROVECHAR PARA HACER PUNTOS CON MI NOVIA.

Enhorabuena, has dado con el lugar adecuado. La oferta turística en los alrededores de Belagua es tan extensa y tan atractiva que cuesta trabajo quedarse con lo justo para un resumen.

Belagua es una zona muy frecuentada por montañeros. Podemos probar ascensiones sencillas, como Lakora (partiendo del mismo despegue) o animarnos a una excursión más larga a la Mesa de Los Tres Reyes o al Anie, de más de 2.500 metros de altitud. Si simplemente queremos pasear, son muy recomendables los senderos que se adentran en el bosque de Ezkilzarra, junto al refugio. Si cogemos el coche, podemos pasar a Francia, hasta Larrau, y caminar por las gargantas de Kakueta y Holzarte, de las más espectaculares de todo el Pirineo, y que habremos divisado desde el aire si hemos volado y tomado un poco de altura.

Si el tiempo se ha cabreado en la montaña, quizás convenga salirse un poco hacia el sur, donde seguramente estará algo más apaciguado. Pero no deberemos marcharnos sin antes probar las migas de pastor en la venta de Juan Pito, un kilómetro o dos antes del despegue. También deberíamos pedir una trucha a la navarra o un buen plato de caza en cualquiera de los pueblos del valle, y llevarnos un queso del Roncal, hecho con leche de oveja y que suele estar bastante curado, fuerte.

Ya fuera del valle del Roncal, en el Monasterio de Leire se puede visitar la cripta con más personalidad de todo el románico pirenaico, y podremos acudir a uno de los últimos reductos en los que todavía se escucha orar en Gregoriano a los monjes Benedictinos.

ALOJAMIENTOS

Como la oferta turística es muy amplia, también lo es la oferta de alojamientos. Se puede optar por dormir en literas en el mismo refugio de montaña de Belagua (948-224324), lo más cerca del despegue. Sin salir del valle de Belagua encontraremos bungalows en el camping de Asolaze y tenemos albergues en Isaba (Oxanea) y Urzainqui (Akerbeltz). En Isaba hay gran cantidad de hostales y algún hotel pero es necesario llamar con antelación, porque la ocupación suele ser muy alta.

La posibilidad de alquilar una casa rural es muy atractiva. Si nos movemos con suficiente antelación a nuestro viaje y buscamos un poco, encontraremos caserones centenarios totalmente renovados en lugares que difícilmente olvidaremos.

 

 

 

Aquí están las fotos